
Arriendos ocasionales enfrentan a dueños de departamentos.
Inseguridad y saturación de espacios comunes impulsan a edificios a negarse a alojamientos informales. Expertos plantean que se debe legislar.
El fallo de la Corte Suprema que prohibió a una mujer a arrendar su departamento en Las Condes mediante Airbnb, planteó dudas sobre cuáles son las facultades y las restricciones que tiene un propietario al vivir en comunidad.
La plataforma es una de las más conocidas entre las alternativas para viajeros y turistas, y también para quienes les alquilan habitaciones o sus viviendas completas por noche.
En Chile también se ha masificado: independientemente de la fecha en la que alguien quiera reservar, siempre aparecen más de 300 alternativas de alojamientos particulares.
Esto porque el subarriendo de habitaciones dentro de una casa o departamento está permitido y cada propietario define cómo dispone de su vivienda. Eso sí, la Ley de Copropiedad Inmobiliaria define que una comunidad tiene derecho a fijar sus propias reglas, que pueden ir desde si permitir o no la tenencia de mascotas, hasta de qué color deben ser las cortinas que dan a la calle. Así, en asambleas incluso pueden prohibir el arriendo por noche.
Eso fue lo que dictaminó el máximo tribunal en el caso del edificio de Las Condes conocido esta semana. «El funcionamiento de la administración del edificio no se ajusta a la actividad regulada de hospedaje turístico o arriendos estacionales», sentenció.
Actualmente hay un proyecto de ley que busca actualizar la normativa de copropiedad, pero no interfiere en este tema.
Para el ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg , el caso es atendible: «Si la comunidad fija sus reglas, evidentemente se tienen que respetar. Eso lo rige la legislación y nosotros no tenemos posibilidad de involucrarnos o de fiscalizar, porque no nos corresponde».
Las dudas
Pero, ¿por qué las comunidades de edificios optan por prohibir este tipo de alojamiento?
Según expertos, las principales razones radican en la seguridad del edificio y la saturación de espacios comunes, por lo que plantean que se debiera regular al respecto.
Sergio Román , presidente del Colegio de Administradores de Edificios, dice que el problema está en la falta de información de los arriendos y quienes están de paso por el inmueble.
«Para las comunidades se produce un problema de seguridad porque no se le informa a la administración (sobre el huésped). Entonces se tiene un edificio poco seguro porque no tengo registros ni antecedentes de quién está siendo mi vecino durante los próximos días», precisa.
Para Jorge Wilson , presidente del Centro de Estudios Condominales (condominios.cl), a la inseguridad de la comunidad también se suma el uso de los espacios comunes: «El problema está en el cambio permanente de los usuarios, que crea conflictos con los residentes por los espacios comunes como las salas de eventos, y más aún con piscinas».
En esa línea, agrega que «son personas que nadie conoce y que normalmente no están registradas. Los residentes los ven en los pasillos con maletas y les genera desconfianza».
«Regulación equilibrada»
Desde la plataforma de gestión inmobiliaria TocToc.com aseguran que los usuarios se están inclinando por este tipo de alojamientos porque son fáciles de usar y seguros por los mecanismos de autenticidad.
El gerente general de la empresa, Nicolás Gumucio , dice que «estamos a favor de una regulación equilibrada y que proteja a los consumidores», pero agrega que tiene que ser una legislación «que no castigue ni le ponga barreras a la innovación. Al contrario, debiese impulsar su desarrollo».
»El problema para la comunidad pasa por la seguridad. Llega un vecino que viene por pocos días pero nadie lo informa y tampoco se tienen antecedentes de él».
fuente:economiaynegocios.cl/